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No hace mucho tiempo que se vienen usando los vídeos como herramienta didáctica en el aula de lenguas extranjeras. La razón principal, como se puede suponer, es la “reciente” inclusión en las aulas en general de soportes multimedia, ni que decir tiene el uso de ordenadores, proyectores, etc. A primera vista puede parecer muy simple, puesto que en principio para el uso de vídeos en la clase solo son necesarios una televisión y un reproductor de vídeo; pero en realidad no es tan sencillo. Desde el punto de vista práctico, normalmente las escuelas no disponen de estos materiales o, si los tienen, están al servicio de todo el profesorado y por ello, no siempre están disponibles. Esto desde el punto de vista técnico. Desde el punto de vista didáctico, requiere un gran esfuerzo por parte del profesor por la búsqueda y la selección adecuadas de este material, además de por su explotación.
Si hemos superado todos estos (más o menos) inconvenientes, entraremos en un área de recursos muy rica y con muchas posibilidades. El uso de los medios audiovisuales en clase (entre ellos, el vídeo) es muy enriquecedor y motivador ya que hacen que el alumnado se enfrente al estudio de la lengua desde un punto de vista diferente. En el caso de los vídeos por un lado, es cierto que puede ser estresante por no entender todo, pero por otro es un medio para practicar, para “abrir oído”. ¿Qué quiero decir con esto? Los vídeos presentan situaciones comunicativas reales (dentro de la ficción, claro), para trabajar la comunicación, para proporcionar escenas donde se da la comunicación real; también son útiles para desarrollar la destreza de la comprensión auditiva, etc.
Aunque se usen películas en el aula, el estudiante de lenguas en casa puede mejorar sus dominio de la destreza oral a través de ellas también, pero ¿Cómo podemos usar vídeos para aprender español? El estudiante de Español o de lenguas en general que esté leyendo esto pensará que puede parecer muy sencillo a simple vista, pero normalmente cuando vemos películas en casa, lo hacemos para relajarnos y enfrentarse a una película en una lengua que no dominamos, puede parece estresante. No niego que al principio haya que “entrenarse”, estar más atento, empezar con películas con subtítulos (si se quiere en la lengua materna, para pasar a la lengua extranjera), para poco a poco pasar a películas en lengua extranjera. Una vez pasado este “entrenamiento” el desarrollo de la destreza, sobre todo oral (comprensión, pero también influencia en la expresión e interacción orales), será increíble, y por otra parte, se podrá aprender mientras se disfruta. El uso en este entrenamiento de vídeos o películas para niños no es mala idea, puesto que el lenguaje suele ser más sencillo. Y, para los más atrevidos (o entrenados) acudir al cine para ver películas en lenguas extranjeras conjuga además las actividad de ocio de acudir al cine con amigos, etc. con el desarrollo de la lengua.
Las películas o vídeos muestran la lengua en un modo atrayente, diferente al que se nos presenta en el aula. El aprendizaje que se realiza es eficaz, por la presentación de situaciones reales de comunicación, y, además es un recurso motivador, puesto que “se sale” de lo que normalmente supone una clase de lenguas o el aprendizaje autónomo de las mismas.